A través de SETEM-Catalunya y su cooperante, Gabi, en Chiapas, México, nos ponemos en contacto con la mesa directiva de la cooperativa de productores de café Majomut y allí empezamos a descubrir cómo funciona esto del Comercio Justo.
Para poder entrar al juego del Comercio Justo es necesario cumplir unos requisitos que marca FLO, “Fairtrade Labelling Organizations International”, o lo que es lo mismo, la organización internacional que coordina el sellado de Comercio Justo.
FLO establece los criterios para poder participar en el comercio justo, tanto para el proceso de producción como para la posterior comercialización (importación y exportación), es decir, criterios a productores y a comerciantes.
Los criterios básicos establecen:
- Sólo será Comercio Justo aquel que sea realizado por pequeños productores que deben formar parte de una organización, normalmente una cooperativa.
- Se debe pagar a los productores un precio mínimo que cubra los costes de una producción sostenible, conocido como Precio Mínimo de Comercio Justo. Un ejemplo de esto, se establece en 25$ el precio mínimo del quintal de café, si en Wall Street el precio cae debido a la oferta y la demanda a 20$, el productor seguirá recibiendo 25$ y si sube, a 30$, éste percibirá 30$.
- Se paga una suma adicional que los productores podrán invertir en proyectos de desarrollo, ésta es la Prima de Comercio Justo.
- Pagar un anticipo financiero (de hasta un 60%) cuando los productores así lo soliciten.
- Firmar contratos que permitan una planificación a largo plazo y unas prácticas de producción sostenibles.
Majomut es una cooperativa de productores de café que agrupa a 953 familias de pequeños productores. Antes de organizarse, estas familias vendían su grano de café a los intermediarios, conocidos como coyotes. Éstos abusan de su posición pagando un precio injusto al agricultor. En 1992 Majomut decide reorientarse hacia la producción de café orgánico y solicitan a FLO la entrada en el juego de Comercio Justo.
Majomut, cumpliendo con los requisitos del FLO, tiene una estructura asamblearia para la toma de decisiones estructurales, ésta a su vez elige una mesa directiva, campesinos miembros de la cooperativa, que es el equipo técnico/operativo. Es una organización totalmente democrática.
Majomut para poder vender sin la necesidad de los coyotes, crea junto a otras tres cooperativas, un departamento de ventas que se encargará de colocar el producto en el mercado internacional. Con anterioridad deben de haber conseguido el sello de FLO que certifica que es de Comercio Justo, para ello se debe pagar la certificación.
La cooperativa paga a los caficultores/as según el precio de mercado, eso sí, siempre cumpliendo con el precio mínimo de Comercio Justo. En el caso del café, el productor recibe, además del precio por cada quintal de café, una prima de Comercio Justo, ésta consiste en 10 dólares por saco de café siendo éste orgánico, que van directamente al agricultor, y 10 dólares más por ser de Comercio Justo. Con estos últimos diez dólares, la cooperativa impulsa proyectos de desarrollo comunitario. En el caso de Mojamut se ha creado un microbanco campesino, y se están iniciando proyectos de cooperativas de mujeres y de fomento de la autosuficiencia alimentaria, además de la formación a los caficultores/as para mejorar su producción.
Ciertamente, el Comercio Justo en muchas ocasiones nos parece muy caro, pero tiene varios motivos. El primero es que son productos de alta calidad, el segundo es que pagamos un precio justo al caficultor/a por su trabajo y el tercero es que apoyamos que con el dinero de la prima se desarrolle la comunidad de dónde proviene el producto.
Por eso, es más que necesario y sumamente importante cambiar nuestros hábitos de consumo, pues si compramos café de Comercio Justo producido por una cooperativa como Mojamut apoyamos la dignidad laboral y apostamos por la mejora de las condiciones de vida de los producotres/as, pues al percibir una relación justa de comercio, éstos podrán mejorar las condiciones de sus hogares, enviar a sus hijos a la escuela, mejorar su alimentación y fomentar y apoyar la mejora de su comunidad.
Últimamente se cuestiona mucho el Comercio Justo, especialmente desde que en él entró la compañía Starbucks. Tanto desde la cooperativa de caficultores/as, y participantes del Comercio Justo, del Comité de Campesinos del Altiplano (Guatemala), como desde el de Majomut (México) se niegan a venderle a éste gigante. Motivos: a parte de la historia de este gigante explotador de caficultores/as y de los intentos de patentar semillas en Etiopía, aducen, entre otros, la falta de relación justa entre la compañía y sus trabajadores.
Así pues, la entrada de la compañía Starbucks al Comercio Justo deslegitima a éste, pero ¿por qué entonces FLO les da el certificado? La respuesta, dinero. El sellado/certificado del volumen de café que mueve Starbucks supone mucho dinero a FLO.
FLO se creó con un objetivo de justicia, pero parece haberse alejado de sus orígenes, quizás sea hora de parar y replantearse por dónde quieren seguir, ¿cantidad o calidad?
El Comercio Justo, lejos de ser una alternativa al sistema, es una vía de escapatoria muy necesaria, así pues, empecemos a consumir con conciencia.
¿Por qué es importante apoyar al Comercio Justo?
1. Conecta a los productores más desfavorecidos con los consumidores y promueve la “justicia comercial”.
2. Establece precios mínimos que intentan cubrir los costes de producción sostenible.
3. A través del precio mínimo y de las primas, tanto la orgánica como la de comercio justo, ayudan a mejorar la calidad de sus vidas y les permite invertir en su futuro.
4. Pretende combatir la pobreza en los países empobrecidos.
5. Favorece el asociacionismo, su estructura democrática y transparente.
6. Incentiva la agricultura y las prácticas de producción que sean medioambientalmente sostenibles y la producción orgánica.
En definitiva, está destinado a corregir el desequilibrio de poder en las relaciones comerciales, la inestabilidad de los mercados y las injusticias del comercio convencional. A sensibilizar a los consumidores occidentales sobre el poder de su acción cotidiana y a caminar hacia la justicia social universal.
Consume responsablemente.